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viernes, 11 de enero de 2013

Síntesis Histórica del Santuario de la Inmaculada


Cápitulo 6

Tomado del Diario local AREA

SINTESIS HISTORICA DEL SANTUARIO DE LA INMACULADA

    En Su visita a La Línea el día 24 de abril de 1873, el entonces Obispo de esta Diócesis, Ilmº Sr. Don Félix María Arriete y Llano presidió una reunión en la que se acordó la construcción de una iglesia, ya que la capilla existente era del todo insuficiente para las prácticas religiosas de los linenses. En el acuerdo se decidió también que dicha construcción debía hacerse con donativos recaudados entre los fieles. Con este fin se nombró la siguiente Junta Directiva: Presidente, don José Hernández; Vice-Presidente, don Pedro Vigo, Presbítero Coadjutor; Contador, don Andrés Quiñones; Tesorero, don Lorenzo Barranco; Secretario, don Ricardo Herrera; Vocales, don Antonio Recaño, don Pedro García, don Tomás Manito, don Juan Garesse y don Manuel Lorenzo.

    Todos los miembros de la Junta se entregaron con entusiasmo a la tarea y pronto fueron viéndose los frutos. El Sr. Obispo dio un importante donativo, como asimismo los componentes de la Directiva. Don Juan Garesse cedió el terreno para la edificación de la Parroquia. El día 2 de mayo del mismo año, el señor Obispo de la Diócesis, acompañado de las Autoridades civiles y militares y de la Junta Directiva, y en presencia de numeroso público, colocó la primera piedra y bendijo las obras.

    El día 3 de julio el Ayuntamiento de nuestra ciudad pidió una Parroquia propia, independiente de San Roque. Pocos meses después, el 30 de octubre, el Prelado dio un Decreto dando el título de Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción a la nueva iglesia de La Línea, nombrando para regirla a un Párroco y un Coadjutor. El 23 de noviembre, el señor Cura Párroco don Pedro Vigo dio lectura a un decreto en presencia del Alcalde de la ciudad, don José Vázquez, Comandante militar don José Torres, Juez Municipal don Manuel Herrera y otras autoridades locales y vecinos.

    La Junta Parroquial trabajó con gran celo y las obras iban adelantando pese a las numerosas dificultades económicas surgidas. Los fieles cooperaron con donativos y se organizaron rifas, funciones teatrales, tómbolas, etc. A pesar de la intensa labor realizada la construcción tardó en llegar a su fin. El día 29 de junio de 1879 se celebró una sesión extraordinaria de la Junta parroquial, presidida por el Sr. Obispo Diocesano, que pronunció unas palabras en las que puso de manifiesto la necesidad de concluir la obra de la iglesia “no tan sólo para el pasto espiritual, lastimosamente perdido en esta villa por no haber local a propósito en una localidad de más de 19 000 almas, sino también para el decoro de la población”. Indicó también que una  de las necesidades más apremiantes de su Diócesis era la terminación de la Iglesia Parroquial de la Inmaculada de La Línea de la Concepción, y que él no se hallaba en condiciones de dedicar sumas de importancia para esa tarea, por llevar sólo dos meses el frente del Episcopado, pero que su crédito personal y el de su Autoridad y dignidad Episcopal, lo presentaba como garantía, dado el caso de que una suscripción general no fuese bastante para cubrir la cantidad necesaria. Expresó igualmente su deseo de hacer otro viaje expresamente para bendecir el Templo y honrar en él a Dios Nuestro Señor.

    Después de la visita del Prelado las gestiones para continuar las obras se intensificaron. La Junta acordó por unanimidad dirigir tres exposiciones en demanda de limosna para la construcción de la iglesia: una a S. M. Don Alfonso XII., otra a S. A. la Princesa de Asturias y la tercera a S. M. Fidelísima. Estas exposiciones fueron presentadas por el Diputado Sr. Ruiz Tagle, la primera; por la Sra. Marquesa de Santa Cruz, la segunda; y por el Cónsul de Portugal en Cádiz, don Carlos Branchi, la última. El Ayuntamiento colaboró en gran escala en las obras, gracias al esfuerzo de todos, iban llegando a feliz término. La Parroquia de la Inmaculada Concepción se presentaba ya como una auténtica realidad.

    El Arquitecto Sr. Eudury dirigió una carta al Presidente de la Junta, indicando que cedía en beneficio del fondo de la nueva iglesia los honorarios que le correspondían. La Junta contestó dando al Sr. Eudury las más expresivas gracias por su magnífico gesto.

     Por fin se terminaron las obras. Y el día 8 de diciembre de 1879 se dujo la primera misa. Ofició la ceremonia el Ilmº Sr. Don Jaime Catalá y Albosa. Asistieron las Autoridades locales y numerosos fieles.

    Nuestra Patrona, la Inmaculada Concepción, tuvo su templo. Y desde entonces su imagen permanece en la Parroquia.

    En 1954, con motivo de celebrarse el Año Mariano, el Excelentísimo Ayuntamiento de La Línea donó a la Iglesia Parroquial una nueva imagen.

                                                  SIN FIRMA




Otros apuntes históricos de la Parroquia de la Inmaculada Concepción tomados de la Guía de Gibraltar y su Campo, editada en 1902 por don Lutgardo López Zaragoza.
   
    En el año de 1873 el Ilmº Sr. Obispo don Félix María de Arriete y Llanos, en visita a la Parroquia de San Roque, erigió la feligresía de La Línea, dependiente de aquel Curato y servida por un Coadjutor, en Parroquia independiente, sin contar con la aprobación del Gobierno de la Nación, porque no existiendo Rey en España, no estaba vigente el Real Patronato.

    Restaurada la Monarquía en 1875 y siendo Obispo de Cádiz el Excmº Sr. Don Jaime Catalá y Albosa, comenzó a gestionarse la edificación de un templo parroquial y el reconocimiento por el Gobierno de S. M. del Curato erigido por el venerable Padre Félix. En visita pastoral de dicho señor Catalá a esta población en junio del año 1879, convocó dicho señor Obispo una junta de personas notables y determinaron que se erigiese el templo parroquial, utilizando las paredes comenzadas bajo los auspicios de su antecesor, y ofreciendo el Sr. Catalá facilitar todos los recursos necesarios si no bastaban los que el pueblo proporcionase, resolviendo que el templo se inaugurase el día 8 de diciembre del mismo año, fiesta de la Purísima Concepción, como así se verificó.

    El importe de las construcciones que se emprendieron y de los gastos que se hicieron ascendió a más de nueve mil duros, de los cuales unos tres mil se recogieron de limosnas de los fieles, de suscripciones en la Diócesis y otros puntos de España y con donativos hechos por el Sr. Catalá. La fábrica de la Parroquia de San Fernando facilitó el préstamo de cinco mil duros en calidad de reintegro.

    Esta población sólo contaba antes con una modesta capilla en la que apenas cabían ochentas personas, de propiedad militar y que tuvo que derribarse, después de la construcción de la Iglesia parroquial, por hallarse en estado ruinoso.

    Al frente de tan importante obra estuvo el presbítero don Santiago Fernández Cano, que en mayo del mismo año 1879 había sido nombrado por el Sr. Catalá Cura Ecónomo de esta parroquia, debiéndose a sus muchos esfuerzos y desvelos la conclusión del edificio. En 22 de mayo de 1880 se obtuvo aprobación del expediente, y la Parroquia fue reconocida por la Autoridad Civil, con la categoría de Curato de Segundo Ascenso. El Templo se bendijo el 8 de diciembre de 1879.

    La sacristía, archivo, dependencias de la Parroquia y habitación del Párroco se construyeron en el año 1898, siendo cura  párroco don José Fernández Ramírez, arbitrados los recursos necesarios por medio de una positiva o rifa efectuada durante la Velada celebrada en julio de 1897.

    Trasladado el Sr. Fernández, le sustituyó el actual Párroco, don Laureano Pandelo Rodríguez, que con el mayor celo evangélico prosiguió las mejoras del templo.

    Desde entonces se han construido el coro alto con elegante balaustrada de piedra artificial, un nuevo campanario, cuatro nuevas y hermosas campanas en sustitución de las tres pequeñas esquilas que existían, un reloj público de repetición de regular mérito, un altar al Patriarca San José y la imagen costeada por don José María Aguilera, otro a San Antonio de Padua por varias personas piadosas, otro a Nuestra señora del Rosario por el Cura Párroco, restauración del altar, del Sagrario e Inmaculada Concepción, donando el Párroco una preciosa y artística puerta de plata para el Tabernáculo, reforma de los altares de Nuestro Señor de la Salud, y de las Animas Benditas del Purgatorio, y Santo Sepulcro.