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lunes, 18 de febrero de 2013

El Ayuntamiento y el Pueblo de La Línea solicitan la Reforma de Octubre de 1894

Capitulo 33



EXPOSICIONES dirigidas al Gobierno de S.M. por el AYUNTAMIENTO y PUEBLO  de La Línea de la Concepción solicitando la reforma del Real Decreto de 23 de octubre de 1894.




      EXCMO SR. MINISTRO DE HACIENDA,

                                        EXCMO SR.

    El ayuntamiento Constitucional del pueblo de La Línea de la Concepción, en la provincia de Cádiz, faltaría a uno de los más sagrados deberes que por Ley le están encomendados, si dejase en los actuales momentos de recurrir a V.E. con toda consideración y respeto, para rogarle se digne escuchar el lamento de un pueblo que aterrado ante el cruel martirio a que inopinadamente se ha visto sometido, abriga como único consuelo la esperanza de ser atendido en su justísima reclamación por el Gobierno liberal que se encuentra dirigiendo los destinos de la hidalga nación española.

    El pueblo de la Línea de la Concepción, y en su nombre y representación esta Corporación Municipal, se ve obligado a consignar ante la respetable autoridad de V.E. la sorpresa dolorosísima de que se halla poseído desde el momento en que la lectura de la exposición de motivos en que V.E. tuvo a bien fundarse para aconsejar a S.M. la Reina Regente (q.D.g.) la aprobación del Real Decreto de 23 de octubre próximo pasado, le demostró que en lo que se a esta pueblo se refiere existen evidentes e importantísimos errores de información, carencia del conocimiento exacto del modo de ser de este noble y honrado vecindario y propósito decidido de someterle a una legislación tan especial que ha resultado mortal por necesidad para todos los que, ya por su nacimiento o por otras causas tan atendibles como aquella, encuéntranse obligados a vivir en este pedazo de tierra de la madre patria.

    Estos vecinos viven como en cada pueblo lo hacen los demás españoles y también los que no lo son, en la creencia de contar con las garantías de las leyes del Reino y con la muy esencial, que es común para todos, de la Constitución del Estado, la cual prohíbe de modo terminante y absoluto que a nadie se prive de su propiedad sino por autoridad competente y siempre previa indemnización, como se garantiza también por nuestras leyes penales el respeto más absoluto para los que no delinquen, por el derecho que todos tenemos a que no se cometa contra ninguno arbitrariedad tan enorme como la que resulta al imponerse pena el inocente, al que nunca delinquió.

    Las disposiciones del Real Decreto antes citado convierten en víctima, y víctima inmolada con inusitada crueldad, a este pueblo. El vecindario ha solicitado de su Ayuntamiento que eleve su voz ante los Poderes en defensa de su buen nombre y de sus legítimos intereses, gravemente lesionados, y por ello esta Corporación Municipal recurre a V.E: llena de fe y con halagüeña esperanza de ser atendida en cuanto fuere procedente y justo; porque el pueblo de La Línea de la Concepción no pretende más que lo legal, la conversación de sus derechos, y el ser tratado como todos los demás pueblos de España, que él también, como aquellos cumple con los deberes a los españoles encomendados.
    El pueblo de la Línea de la Concepción, cuya existencia es tan remota como la del extranjero en la vecina plaza inglesa, si bien no constituyó Ayuntamiento independiente hasta el año 1870, no por eso carecía desde tiempos antiguos de importancia en su vecindario, como se demuestra con el hecho de haberse en ello fundado la disposición del Gobierno, fecha 17 de enero del referido año, concediéndole su independencia municipal, previo dictamen de conformidad del Consejo de Estado en pleno, cuyo alto Cuerpo consultivo estimó no ser posible impedir que determinada localidad adquiera en toda época la prosperidad de que sea susceptible.

    Entonces se demostró, como es facilísimo demostrar ahora, que el pueblo de La Línea cuenta con sobrados elementos y recursos propios de verdadera importancia para su vida material y próspero desenvolvimiento, sin necesidad de recurrir a ningún medio ilícito.

    De igual modo puede demostrarse que el aumento de su población es natural, lógico y perfecto como legalmente explicable.

    Con la concisión posible para demostrarlo este Ayuntamiento, guiado del vehemente deseo que la guía de llevar al ánimo de V.E. la verdad de lo expuesto anteriormente.

    Existe en este término municipal, conforme resulta del último censo oficial, una población de HECHO de 13.862 habitantes, de los cuales son varones 6.837, no todos aptos para el trabajo porque en la expresada cifra están incluidos los niños.

    Tiene dentro del casco de la población, con un desarrollo extraordinario, una importantísima Fábrica para la elaboración de tapones de corcho, modelo y la primera de su clase en España, con todas las demás industrias anexas a la indicada como principal, y sostenida por la INDUSTRIA CORCHERA con tal abundancia de capital para su constante progreso como el que representa la respetabilidad del nombre de los señores Larios Hermanos, que son los propietarios.

    Dicha fábrica sostiene diariamente, y sin interrupción alguna, más de mil operarios destinados a la elaboración de sus productos, además de un número crecidísimo de porteadores de corcho y de las caballerías de que aquellos se valen para conducir la primera materia indispensable para la fabricación, ya de los montes, ya de los diversos puntos donde aquella se deposita para ser trasladada al espacioso local que la fábrica ocupa, y que aumentado constantemente por consecuencia de sus necesidades, da trabajo muy de ordinario a infinidad de operarios del ramo de albañilería, carpintería y demás indispensables para la construcción de grandes fincas destinadas a industrias de la magnitud de la que se trata.

    Existen además, en el centro y ruedos de la población, así como en el término municipal, más de tres cientos huertos, cuyos productos abastecen diariamente así a este vecindario como el de la vecina Plaza de Gibraltar y a su importantísimo Puerto, con prodigiosos resultados para los hortelanos, a pesar de los cuantiosos gastos que la labor de aquellos ocasionan, por virtud de la infertilidad del suelo, que constituyéndolo únicamente arena, exige su cultivo para que sea fructífero, inmensa cantidad de abono animal e innumerables trazos.


    Por ello sostiene aquí la agricultura local, diariamente, más de mil trabajadores.

    Enclavada la población  en el Istmo de Gibraltar, cuenta con los importantes recursos de la pesca procedentes del Mar Mediterráneo y de la extensa ensenada que partiendo de la bahía de Algeciras extiéndese hasta la desembocadura de los ríos Palmones y Guadarranque.

    Tales recursos proporciona el sustento a más de dos mil personas de todos sexos y edades; sostienen varias fábricas de salazón y diferentes sociedades exportadoras de pescado fresco y en conserva para distintos puntos de la Península; constituyendo dichas industrias uno de los más poderosos elementos de la riqueza e industria local.

    Cuenta nuestro término con importantes canteras que sostienen gran número de braceros constantemente, y cuyas piedras, por su excelente calidad, son muy apreciadas para las construcciones urbanas de la Plaza de Gibraltar. Por ello existe dentro de esta población cuatro talleres para labrar dicha piedra, donde se sostiene un centenar de laboriosos e inteligentes operarios, cada uno de los cuales representa una numerosa familia. 

    Como complemento de industria tan importante, por lo mismo que cuenta con los poderosos recursos que proporcionan las grandes edificaciones de la inmediata plaza, existen caleras, fábricas de ladrillos, de tejas y diversas alfarerías, las que además de sostener en crecido número los operarios indispensables a tales industrias, facilitan recursos sobrados para mantener a su vez a los muchos industriales y braceros que hállanse dedicados al transporte continuo de los diversos productos antes indicados.

    Otras fábricas no menos importantes hállanse establecidas en los alrededores de la población, que contribuyen a su vida material, por el crecido número de operarios que sostienen. Son éstas las destinadas a la elaboración de aguardientes y otras bebidas espirituosas, obtenidas por destilación del alcohol de procedencia nacional. De dichas fábricas existen tres, montadas con todos los adelantos modernos.

    Otras tres fábricas se destinan a la elaboración de gaseosas. Una a la de cerveza. Otra a la de pastas alimenticias. Dos a la conservación de tripas destinadas a la exportación para diversos países. Y una para el curtido de pieles.

    Existen también cuatro establecimientos de tejidos, que se abastecen de las fábricas nacionales, y más de dos cientos establecimientos de diferentes clases, cuyo personal vive exclusivamente de la industria legal que cada uno viene ejerciendo.

    Además existen otros importantísimos recursos que proporcionan a la población cuantiosos productos y que vienen a coadyuvar a su desahogado sostenimiento y a su indiscutible prosperidad.

    La Plaza de Gibraltar, por sus condiciones militares carece de habitaciones suficientes para proporcionar albergue al infinito número de operarios allí siempre indispensable para que sus no interrumpidas construcciones y para el inmenso comercio que sostiene, así en su localidad como en su Puerto, cuya importancia para nadie es desconocida, como tampoco el exorbitante número de braceros que necesita y sostiene. Pues bien, la inmensa mayoría de esa población obrera que diariamente sostiene Gibraltar, es de los vecinos de La Línea, lo que proporciona a la misma, por tan honrosos medios, un ingreso semanal de más de 100.000 pesetas.

    Estos datos son de facilísima comprobación, porque facilísima comprobación es la certeza de que diariamente van a trabajar a Gibraltar unos cinco mil obreros de esta población, de todos sexos y edades, que marchan a dicha Plaza durante las dos primeras horas del día, para regresar al anochecer, excepción de los sábados, día en que cobran sus jornales a las tres de la tarde, dando por terminadas sus cotidianas tareas.

    Aparte de dichos obreros hay que contar los ochocientos que hállanse dedicados a los trabajos del Puerto y que tienen ocupación constante en la carga y descarga de los carbones; cuyos jornales ascienden a sumas importantes y sirven para el mantenimiento de numerosas familias.

    Pueblo que cuenta con recursos propios como los anteriormente enumerados, que son bastantes para su vida y desarrollo material, no es extraño que se muestre pesaroso y ofendido al pretenderse considerarlo como una población de dudosa moralidad y decoro, cuando precisamente por estar habituado al trabajo digno y honrado, encontrarlo abundante y tener cubierta sus necesidades, resulta el trabajador de este noble pueblo alejado de las perniciosas corrientes anarquistas y no inflado su ánimo por ninguna destructora doctrina.

    Este Ayuntamiento se atreve a rogar a V.E. y al Gobierno de S.M. se dignen fijar su atención sobre los beneficios que a la sociedad en general reporta contar con un núcleo numeroso de españoles dedicado al continuo trabajo, y los perjuicios que habrían de irrogarse si, por medidas acaso no bien meditadas, se condenara a aquellos a la ruina, al hambre, y como necesaria consecuencia de tales desastres a la desesperación.

    Y que tal ruina puede proporcionarse es de indiscutible resultado si desgraciadamente continuaran en practica las medidas que se han implantado aquí desde el día primero del mes corriente, sin duda alguna por error manifiesto en la aplicación del Real Decreto de referencia.

    Ni este Ayuntamiento, ni el vecindario de La Línea de la Concepción, levantarán jamás su voz para tratar de debilitar y menos para que desaparezcan las medidas fiscales que el Gobierno de S.M. crea prudente implantar para la mejor garantía de los intereses del Tesoro. El pueblo de La Línea verá siempre con agrado la adopción de toda medida que tienda a asegurar su vida normal, su crédito y la honradez que posee, demostrada por las virtudes cívicas de que diariamente da evidentes pruebas.

    Pero ni el Ayuntamiento ni el vecindario ha de sufrir pacientemente, no habiendo para ello verdadero motivo justificado, que se considere al pueblo como de índole distinta a la que es, ni que por castigar a los que puedan ser defraudadores, que de haberlos habrá de ser en numero reducidísimo, se empleen medidas de inusitado rigorismo contra los hombres honrados, que son en su inmensa mayoría los que constituyen este vecindario.

    La importancia de esta localidad ha hecho que se desarrolle en la misma el comercio, el que además de tener en ella medios de vida con el abastecimiento público y el de los pequeños establecimientos, proporciónale rendimientos considerables sus transacciones con los pueblos cercanos, que son muchos y que por hallarse faltos de toda clase de vías de comunicación  tienen forzosamente que convertir a La Línea en el centro de sus contrataciones.

    Esto al redundar en beneficio del comercio local, favorece en mucho los intereses generales del pueblo; pues como la conducción de los géneros es forzoso hacerlo a lomos, la arrería da productos a las posadas y los conductores de aquellas realizan gastos personales indispensables de los que disfrutan todos los industriales.

    Compruébese, si se cree de necesidad, la situación topográfica de San Roque, Estepona, Marbella, Casares, Manilva y otros de la misma comarca, y se adquirirá el convencimiento de que no puede ser causa de extrañeza alguna el que la Línea sea el mercado de esos núcleos de consumo; y al adquirirse tan racional convencimiento, se comprenderá fácilmente la justificación del movimiento progresivo comercial de este pueblo y la necesidad de ser protegido por el gobierno Supremo en vez de condenarle a su total ruina, tan contraria al derecho de gente, con la perdida inmediata e instantánea de todos los sacrificios realizados durante muchos años y de cuantos intereses se han empleado en la construcción y sostenimiento de las empresas existentes al amparo de la Constitución del Estado y de las demás leyes complementarias que nos rigen.

    Cerrada la habilitación de esta Aduana y no permitiéndose expedir guías a este comercio para dirigir a otras poblaciones sus mercancías legítimamente adquiridas, se priva a este pueblo de sus derechos constitucionales, al comercio de toda acción y se le impone una ruina tan contraria al derecho de gentes y al que la propiedad merece, que pugna contra el buen sentido y contra la bondad y la rectitud en que es lógico se inspiren siempre las disposiciones del Gobierno de S.M.

    El comercio de La Línea no puede ser nunca responsable de los abusos que hayan podido cometer personas extrañas al mismo, ni tampoco del fraccionamiento de especies destinadas a la importación, practicado por personas dedicadas a hacer diariamente repetidos viajes a Gibraltar.

    La Alcaldía de La Línea, a cuyo frente se halla persona dignísima, que no puede servir de blanco a sospechas algunas de poder tener intereses de ningún género en que el fraude se ampare por ninguna clase de consideraciones, porque vive independientemente, de su carrera científica y apartado de todo negocio mercantil, ha llamado más de una vez la atención, de quien podía llamarla, lo mismo que la prensa local, sobre los orígenes de ese fraccionamiento de especies destinadas a la importación, y acerca del aumento del personal dedicado a dar constantes viajes a la inmediata plaza inglesa.

    También ha dicho la Alcaldía la causa de los disturbios provocados; pero ni su voz ha sido atendida, cual debió de serlo en los asuntos de referencia, ni la prensa se ha hecho cargo alguno, y menos caso, por muy justas y atendibles que hayan sido sus insinuaciones.

    Ya que el Alcalde de una población, siquiera no sea tan importante como es La Línea, sea el responsable de la conservación del orden público y le obligue a mantenerlo, parece natural, justo y procedente que sus observaciones merezcan ser escuchadas, y mucho más tratándose de asuntos tan relacionados con el interés público y tan íntimamente ligados con el bienestar y porvenir del pueblo a cuyo frente se encuentra.

    En La Línea la dirección de su comercio, bajo todas sus fases, ha estado siempre sometida a los que han tenido confiada por el Gobierno la acción del fisco de esta Aduana.

    A V.E. consta que esta población no puede realizar alijos fraudulentos por sus playas, porque no es posible que nadie piense en burlar, por ser absolutamente imposible, la vigilancia extremada que aquí se ejerce por la numerosísima fuerza destinada a tal servicio, y por esta Aduana es tan imposible el fraude que ni aun concebir su comisión puede admitirse.

    Dada la exactitud de lo expuesto anteriormente y aun admitiendo la hipótesis de la existencia del fraude, merece asunto tan delicado se fije en él la atención de los altos Centros para investigar las verdaderas causas que lo motiven y den lugar para que su práctica pueda considerarse como medio de vida de millares de personas; pues ni el pueblo de La Línea ni en su Aduana, nunca, hasta los últimos tiempos, diéronse motivos para disturbios de clase alguna, ni para que aumentase de modo escandaloso el número de individuos destinados a la importación de especies en pequeñas porciones, abuso que sin la necesidad del Real Decreto de referencia, desapareció hace tiempo, y tan pronto como a ello se pusieron los llamados a evitarlo.

    Este Ayuntamiento ha visto con verdadero pesar como se han practicado errores y abusos que con solo escuchar la autorizada voz de la Alcaldía habríanse podido evitar. Aquí se ha visto con asombro instruir expedientes cuyos resultados en vez de ser enojosos para los que pudieran haber delinquido, no han servido para ninguna clase de satisfacción pública; y en cambio han servido de pretexto para dudar de la moralidad del pueblo, cuando éste habría podido prestar grandes servicios a los intereses del Estado si se hubiera querido escucharle.

    Aquí se han visto y se han presenciado con verdadero estupor por el pueblo, las graves diferencias y serios disgustos ocurridos en distintas ocasiones, entre los mismos empleados periciales de esta Aduana; se han escuchado sus mutuas denuncias en público, y cuando se creía más inevitable el próximo término de tan doloroso espectáculo, veíanse a unos ascendidos y a otros trasladados; pero en cambio se sabia que elevados ánimos habíanse logrado inocular de impresiones contrarias al pueblo, resultando éste en todo caso condenado al sacrificio y a apurar hasta lo inconcebible su calma y su prudencia, que otros tan fecundamente han explotado.

    El pueblo de La Línea y su comercio han vivido siempre dentro de la legalidad, y esto fácilmente se comprueba, así como la importancia del movimiento mercantil de la localidad con los datos que seguidamente se detallan relativos a la recaudación verificada por esta Aduana durante el último quinquenio, superior siempre a todas las de de este Campo y muy especialmente a la de Algeciras, a cuya ciudad se concede ahora un monopolio exclusivo con lesión gravísima para los intereses de todos los pueblos de esta comarca.


Recaudó esta Aduana durante el ejercicio económico de 1889-90 la cantidad de pesetas……………………………………………………………….210.773’68
      Idem durante el de 1890-91……………………………………..235.520’27
      Iden durante el de 1891-92……………………………………...152.748’76
      Idem durante el de 1892-93……………………………………..457.194’89
      Idem durante el de 1893-94……………………………………..437.196’29
En el actual, hasta el 30 de octubre anterior………………………… 88.434’51

    Pueblos que tales rendimientos proporcionan al Tesoro no merecen ser tratados desconsideradamente, a juicio de esta Corporación Municipal, y menos cuando ese movimiento mercantil que acusan los anteriores datos, hallase íntimamente ligado a la vida material del pueblo y a su progresivo aumento de riqueza, lo que permite al Tesoro obtener de estos contribuyentes otros rendimientos, entre los cuales están:

La contribución sobre la propiedad urbana, consistente en 1.111 fincas, que importa……………………………………………………………65.639’15 pesetas

La contribución sobre la riqueza rústica y pecuaria, e importante en…………………………………………………………………..2.669’81 pesetas
La contribución industrial que asciende a………………………..26.869’60 pesetas
La de cédulas personales ascendente a…………………………….5.440’50 pesetas

Y su cupo por consumos, que por estar comprendido este pueblo en las disposiciones de la regla 3ª del art. 10 de la ley de 7 de julio de 1888 asciende a….72.775’50 pesetas.

    Por lo expuesto y confiada esta Corporación Municipal en los rectos y elevados sentimientos de justicia de que V.E. se halla poseído, así como el gobierno de S.M. , y con protesta de estar dispuesto este Ayuntamiento a prestar todo el apoyo que de él pudiera demandarse en obsequio de los sagrados intereses de la Hacienda nacional, a V.E.

    SUPLICA se digne aconsejar a la Corona que poniendo en práctica sus inagotables rasgos de caridad y nobilísimos sentimientos, tenga a bien modificar las prescripciones del Real Decreto de 23 de octubre anterior, solo y exclusivamente en la parte relativa a la habilitación de esta Aduana, para que el comercio pueda realizar sus importaciones y verificar sus expediciones a otros puntos, en igualdad de condiciones a lo que se permite hacer a los demás pueblos de España, sin obligarle a someterse al monopolio del Comercio de Algeciras, ni al aumento de gastos que por razón del de los arrastres, grava a las especies hasta un grado que impide toda transacción y el ejercicio de toda industria.

    Con tal modificación , lejos de perjudicarse, se beneficiarán los intereses del Tesoro y este pueblo podrá seguir viviendo de sus propios recursos y por los medios legales que no deben ser negados a las poblaciones cultas y que saben acatar y respetar los preceptos de nuestra legislación.

    Con tan justa medida se conseguirá, además, evitar la ruina y el hambre a que hoy se ve condenado este pueblo, como lo comprueban los hechos que vienen ocurriendo desde el día primero del actual.

    Se ha negado la introducción de los carbones destinados a la fábrica de corchos de los señores Larios, provocándose la paralización de los trabajos hasta que se organicen los nuevos medios para dicho abastecimiento, lo que produciría un verdadero conflicto entre los numerosos operarios sostenidos por aquella industria. 

  Por igual causa se han visto ya obligados a paralizar sus trabajos los talleres de herrería, encontrándose sin ocupación y sin medios de subsistencia unos cincuenta obreros del indicado arte.

 Los auxiliares y servidores del comercio, los ocupados en el acarreo de géneros para diversos puntos, y para cuyo servicio existen aquí dos empresas de transportes, han quedado igualmente sin trabajo, y empiezan los síntomas de la miseria pública, amenazadores de la más espantosa calamidad, que el Ayuntamiento se halla imposibilitado de remediar porque carece de los recursos necesarios para atender al crecido número de socorros que aquella demandaría.

A los trabajadores que por las tardes regresan de Gibraltar se les obliga a desprenderse del sobrante de la comida del día, consistente en algunos pedazos de pan, algún resto de carne cocida u otras menudencias análogas, y que a pesar de su insignificancia constituyen un poderoso auxilio para el sustento de la prole del jornalero.

    Y para que el espectáculo sea aún más edificante, cuando esos braceros regresan a esta Villa con el producto metálico de sus jornales, se les prohíbe la entrada del dinero, que siempre es español, y se provocan escenas impropias de un país tan hidalgo como lo es el de España, comprometiéndose con ello hasta el orden público.

    Forman parte de ese núcleo de trabajadores muchas mujeres destinadas en Gibraltar el servicio domestico, a la costura, lavado, planchado y otras ocupaciones análogas, que al regresar a sus hogares, traen lo que se han privado de comer en casa de sus amos para compartirlo a la noche con sus hijos, y tales viandas que no son especies destinadas al deudo, ni al consumo público, ni útiles para ninguna clase de negociación, y que tampoco pueden ser aplicadas mas que  al sustento de la gran masa de individuos que existen en todas las poblaciones de alguna importancia viviendo del auxilio de la caridad, se les obliga a que se las coman en el camino o que las arrojen al mismo, cuyos actos producen escenas desgarradoras, que solo pueden ser presenciadas por corazones empedernidos y que jamás hayan sentido emoción alguna por ninguna clase de humano sentimiento.

    Existen también otros trabajadores de distintos oficios y de uno y otro sexo, dedicados aquí a la confección de artículos destinados a la venta en los establecimientos de Gibraltar, de donde ha existido siempre la costumbre de traer cortadas las piezas, ya de vestir o de calzar, con la natural intervención de esta Aduana, siendo después de confeccionadas reexportadas y cuyos productos de fabricación quedan en la localidad; así como con igual intervención, se ha llevado a aquella plaza para su venta otros artículos aquí confeccionados por estos industriales, y el sobrante se ha permitido reimportarlo.

    Pero ahora se impide en absoluto una y otra operación, quedando en la mayor indigencia numerosas familias.
    El estierco destinado al abono de los huertos de que antes se hace referencia, que se obtiene en Gibraltar y que sin él no es posible el cultivo de aquellos, ni menos obtener los recursos ya enumerados, impídase también en absoluto su importación, cuando el pueblo está a ella acostumbrado desde época inmemorial, y tal prohibición equivale a la ruina de numerosas familias y a la pérdida de grandes intereses.

    Es  seguro que no puede haber sido el ánimo de V.E., dada su generosidad y sentimientos caritativos, producir tan funestos males a tantos hijos de la patria, al aconsejar a S.M. la Reina Regente la sanción del Real Decreto de que se trata, pero su aplicación, o los enormes errores de interpretación que pueden cometerse, dan clara idea de lo rudas que resultan determinadas medidas, por lo que la necesidad aconseja una urgente reforma.

    Y como al objeto que se persigue es solo exclusivamente evitar todo abuso y todo fraude, en lo cual hay unánime conformidad, este Ayuntamiento es el primero que se ofrece para ello a V.E., como también le garantiza que por mucha que pudiera ser la importancia de la habilitación que a esta Aduana se devuelva, no consentirá nunca que se reproduzca el hecho de que se importen las especies fraccionadas en pequeñas cantidades por multitud de individuos; pues la experiencia le ha enseñado lo que debe hacer para ser escuchado allí donde puedan impedirse tales abusos, que redundan en menoscabo del crédito y buen nombre de esta población.

    El Ayuntamiento, al tener el honor de recurrir a V.E., guíale únicamente el propósito de no dejar abandonados los altísimos intereses locales cuya dirección encomiéndale la ley, procurando evitar días de llantos y miserias a este vecindario y un porvenir de ruinas y desastres a cuantos han contribuido a su desarrollo y  fomento, fiados de la virtualidad de las leyes y en el amparo y protección del Gobierno de S.M., cuyos nobilísimos sentimientos y sublime caridad no han de permitir que un pueblo enclavado en el territorio español sea excluido de los derechos de que gozan todos los demás de España.

    Habilitada esta Aduana para las importaciones del comercio local, con las trabas y fiscalizaciones que se juzguen prudentes para evitar hasta la sospecha de todo fraude, y permita, como lo exige la equidad y la justicia, la reexpedición de los géneros para otras poblaciones con todos los medios de fiscalización que se estimen conducentes, los intereses del Tesoro no habrán de sufrir menoscabo alguno y tampoco los de este pueblo, el cual podrá continuar en natural progreso y prestando a la Patria los servicios que la misma le demande; pues los actos de caridad que con el obrero digno y honrado deben ejercerse, cuando en ello no va envuelto perjuicio alguno para el interés público queda a cargo de la benignidad del Gobierno de S.M. que dado su interés por favorecer a la clase jornalera, no es dudoso acordará hacer comprender a los funcionarios encargados del cumplimiento de ciertas disposiciones que estas nunca llevan envueltas el mandato de ejercer actos de crueldad ni de extremada inhumanidad.

    Es gracia que este Ayuntamiento no duda alcanzar del recto y humanitario proceder de V.E. cuya vida Dios guarde muchos años.
        
               La Línea de la Concepción 7 de Noviembre de 1894.

                              EXCMO. SEÑOR.

                  El Alcalde presidente del Ayuntamiento,
                     AGUSTIN ACEDO DEL OLMO

                                  Tenientes de Alcalde,
      MANUEL LORENZO                                       JOSE PEREZ
      SALVADOR RUIZ                                            CIPRIANO DOVARGANES

                                 Concejales,
      ANTONIO NIEBLA GARCIA                         JOSE CRUZ
      MANUEL MATERA SALVO                          MANUEL DE CASA
      PEDRO RUIZ OJEDA                                      JOSE DIAZ
      ABELARDO VIZOSA                                      DOMINGO MATIAS

                               Por acuerdo de la Corporación
                                El Secretario,
                         MANUEL J. BONELO.