Cápitulo 6
Tomado del Diario
local AREA
SINTESIS HISTORICA
DEL SANTUARIO DE LA INMACULADA
En Su visita a La Línea el día 24 de abril
de 1873, el entonces Obispo de esta Diócesis, Ilmº Sr. Don Félix María Arriete
y Llano presidió una reunión en la que se acordó la construcción de una
iglesia, ya que la capilla existente era del todo insuficiente para las
prácticas religiosas de los linenses. En el acuerdo se decidió también que
dicha construcción debía hacerse con donativos recaudados entre los fieles. Con
este fin se nombró la siguiente Junta Directiva: Presidente, don José Hernández;
Vice-Presidente, don Pedro Vigo, Presbítero Coadjutor; Contador, don Andrés
Quiñones; Tesorero, don Lorenzo Barranco; Secretario, don Ricardo Herrera;
Vocales, don Antonio Recaño, don Pedro García, don Tomás Manito, don Juan
Garesse y don Manuel Lorenzo.
Todos los miembros de la Junta se
entregaron con entusiasmo a la tarea y pronto fueron viéndose los frutos. El
Sr. Obispo dio un importante donativo, como asimismo los componentes de la
Directiva. Don Juan Garesse cedió el terreno para la edificación de la
Parroquia. El día 2 de mayo del mismo año, el señor Obispo de la Diócesis,
acompañado de las Autoridades civiles y militares y de la Junta Directiva, y en
presencia de numeroso público, colocó la primera piedra y bendijo las obras.
El día 3 de julio el Ayuntamiento de
nuestra ciudad pidió una Parroquia propia, independiente de San Roque. Pocos
meses después, el 30 de octubre, el Prelado dio un Decreto dando el título de
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción a la nueva iglesia de La Línea,
nombrando para regirla a un Párroco y un Coadjutor. El 23 de noviembre, el
señor Cura Párroco don Pedro Vigo dio lectura a un decreto en presencia del
Alcalde de la ciudad, don José Vázquez, Comandante militar don José Torres,
Juez Municipal don Manuel Herrera y otras autoridades locales y vecinos.
La Junta Parroquial trabajó con gran celo y
las obras iban adelantando pese a las numerosas dificultades económicas
surgidas. Los fieles cooperaron con donativos y se organizaron rifas, funciones
teatrales, tómbolas, etc. A pesar de la intensa labor realizada la construcción
tardó en llegar a su fin. El día 29 de junio de 1879 se celebró una sesión
extraordinaria de la Junta parroquial, presidida por el Sr. Obispo Diocesano,
que pronunció unas palabras en las que puso de manifiesto la necesidad de
concluir la obra de la iglesia “no tan sólo para el pasto espiritual,
lastimosamente perdido en esta villa por no haber local a propósito en una
localidad de más de 19 000 almas, sino también para el decoro de la población”.
Indicó también que una de las
necesidades más apremiantes de su Diócesis era la terminación de la Iglesia
Parroquial de la Inmaculada de La Línea de la Concepción, y que él no se
hallaba en condiciones de dedicar sumas de importancia para esa tarea, por
llevar sólo dos meses el frente del Episcopado, pero que su crédito personal y
el de su Autoridad y dignidad Episcopal, lo presentaba como garantía, dado el
caso de que una suscripción general no fuese bastante para cubrir la cantidad
necesaria. Expresó igualmente su deseo de hacer otro viaje expresamente para
bendecir el Templo y honrar en él a Dios Nuestro Señor.
Después de la visita del Prelado las
gestiones para continuar las obras se intensificaron. La Junta acordó por
unanimidad dirigir tres exposiciones en demanda de limosna para la construcción
de la iglesia: una a S. M. Don Alfonso XII., otra a S. A. la Princesa de
Asturias y la tercera a S. M. Fidelísima. Estas exposiciones fueron presentadas
por el Diputado Sr. Ruiz Tagle, la primera; por la Sra. Marquesa de Santa Cruz,
la segunda; y por el Cónsul de Portugal en Cádiz, don Carlos Branchi, la
última. El Ayuntamiento colaboró en gran escala en las obras, gracias al esfuerzo
de todos, iban llegando a feliz término. La Parroquia de la Inmaculada
Concepción se presentaba ya como una auténtica realidad.
El Arquitecto Sr. Eudury dirigió una carta
al Presidente de la Junta, indicando que cedía en beneficio del fondo de la
nueva iglesia los honorarios que le correspondían. La Junta contestó dando al
Sr. Eudury las más expresivas gracias por su magnífico gesto.
Por fin se terminaron las obras. Y el día
8 de diciembre de 1879 se dujo la primera misa. Ofició la ceremonia el Ilmº Sr.
Don Jaime Catalá y Albosa. Asistieron las Autoridades locales y numerosos
fieles.
Nuestra Patrona, la Inmaculada Concepción,
tuvo su templo. Y desde entonces su imagen permanece en la Parroquia.
En 1954, con motivo de celebrarse el Año
Mariano, el Excelentísimo Ayuntamiento de La Línea donó a la Iglesia Parroquial
una nueva imagen.
SIN FIRMA
Otros apuntes
históricos de la Parroquia de la Inmaculada Concepción tomados de la Guía de Gibraltar
y su Campo, editada en 1902 por don Lutgardo López Zaragoza.
En el año de 1873 el Ilmº Sr. Obispo don
Félix María de Arriete y Llanos, en visita a la Parroquia de San Roque, erigió
la feligresía de La Línea, dependiente de aquel Curato y servida por un
Coadjutor, en Parroquia independiente, sin contar con la aprobación del
Gobierno de la Nación, porque no existiendo Rey en España, no estaba vigente el
Real Patronato.
Restaurada la Monarquía en 1875 y siendo
Obispo de Cádiz el Excmº Sr. Don Jaime Catalá y Albosa, comenzó a gestionarse
la edificación de un templo parroquial y el reconocimiento por el Gobierno de
S. M. del Curato erigido por el venerable Padre Félix. En visita pastoral de
dicho señor Catalá a esta población en junio del año 1879, convocó dicho señor
Obispo una junta de personas notables y determinaron que se erigiese el templo
parroquial, utilizando las paredes comenzadas bajo los auspicios de su
antecesor, y ofreciendo el Sr. Catalá facilitar todos los recursos necesarios
si no bastaban los que el pueblo proporcionase, resolviendo que el templo se
inaugurase el día 8 de diciembre del mismo año, fiesta de la Purísima
Concepción, como así se verificó.
El importe de las construcciones que se
emprendieron y de los gastos que se hicieron ascendió a más de nueve mil duros,
de los cuales unos tres mil se recogieron de limosnas de los fieles, de
suscripciones en la Diócesis y otros puntos de España y con donativos hechos
por el Sr. Catalá. La fábrica de la Parroquia de San Fernando facilitó el
préstamo de cinco mil duros en calidad de reintegro.
Esta población sólo contaba antes con una
modesta capilla en la que apenas cabían ochentas personas, de propiedad militar
y que tuvo que derribarse, después de la construcción de la Iglesia parroquial,
por hallarse en estado ruinoso.
Al frente de tan importante obra estuvo el
presbítero don Santiago Fernández Cano, que en mayo del mismo año 1879 había
sido nombrado por el Sr. Catalá Cura Ecónomo de esta parroquia, debiéndose a
sus muchos esfuerzos y desvelos la conclusión del edificio. En 22 de mayo de
1880 se obtuvo aprobación del expediente, y la Parroquia fue reconocida por la
Autoridad Civil, con la categoría de Curato de Segundo Ascenso. El Templo se
bendijo el 8 de diciembre de 1879.
La sacristía, archivo, dependencias de la
Parroquia y habitación del Párroco se construyeron en el año 1898, siendo cura párroco don José Fernández Ramírez, arbitrados
los recursos necesarios por medio de una positiva o rifa efectuada durante la
Velada celebrada en julio de 1897.
Trasladado el Sr. Fernández, le sustituyó
el actual Párroco, don Laureano Pandelo Rodríguez, que con el mayor celo
evangélico prosiguió las mejoras del templo.
Desde entonces se han construido el coro
alto con elegante balaustrada de piedra artificial, un nuevo campanario, cuatro
nuevas y hermosas campanas en sustitución de las tres pequeñas esquilas que
existían, un reloj público de repetición de regular mérito, un altar al
Patriarca San José y la imagen costeada por don José María Aguilera, otro a San
Antonio de Padua por varias personas piadosas, otro a Nuestra señora del
Rosario por el Cura Párroco, restauración del altar, del Sagrario e Inmaculada
Concepción, donando el Párroco una preciosa y artística puerta de plata para el
Tabernáculo, reforma de los altares de Nuestro Señor de la Salud, y de las
Animas Benditas del Purgatorio, y Santo Sepulcro.