Capítulo 55
Solicitud que dirige al Excmº Ayuntamiento de La Línea el Cronista
Oficial, don Guillermo Sánchez Cabeza a fin de que organice actos culturales
con motivo del aniversario del Descubrimiento de América.
Al Ayuntamiento.
El que suscribe, vecino de esta ciudad Cronista de la misma, honor que le
concedió esa Corporación hace ya dos años aproximadamente, después de pasar y
repasar nuestras leyes buscando no invadir atribuciones y de consultar su
conciencia, al Ayuntamiento se atreve hacer la proposición siguiente:
La cultura de los miembros que constituyen
el Cabildo Municipal afirma, como
yo, que la unión espiritual de los pueblos se hace con el intercambio de
afectos.
El que suscribe se honra mucho con el
título de Cronista de esta ciudad, no ya por ser concedido de Corporación tan
distinguida, sino porque le ha proporcionado el placer de contar a generaciones
futuras la labor heroica y grandiosa de sus antepasados; heroísmo y
sublimidades propias de estos tiempos en que la fecundidad en el trabajo es la
más esplendorosa de las virtudes; el humo que despiden las chimeneas de las
fábricas es el más exquisito de los perfumes; el grito arrancado de yunque y el
lamento salido de las sirenas de las máquinas forman el concierto más armonioso
de los tiempos.
Nuestro país decayó hace siglos. Decadencia
tanto más profunda cuanto más avanza el tiempo, porque jamás se le habló al
pueblo con la verdad de la Historia, ya que la actualmente escrita son
alabanzas o murmuraciones de los cortesanos para engreír o disgustar a los
reyes, o cantos a proezas de las fuerzas armadas.
La
ciudad de La Línea ostenta el mérito de debérselo todo a sí misma y de ser
fruto de la necesidad que, según Pitágoras, es la que hace la más invencible de
las fuerzas.
El desarrollo de esta población, por lo
rápido y lo inmenso, parece milagroso. El número de escuelas públicas y particulares
suman setenta y dos revelan las
aspiraciones de no padecer el espíritu local hambres de luz que es el pan del
alma.
Al verificarse en mil ochocientos noventa y dos el cuarto centenario del glorioso
descubrimiento de America, por el inmortal genovés Cristóbal Colon, decididamente, auxiliado por aquella admirable reina Isabel la Católica, el
inolvidable Canovas del Castillo
puso a la firma de la madre de nuestro actual monarca –Dama Madre de los Dolores y
espejo de virtudes- un Real Decreto haciendo fiesta nacional el mismo
día que el famoso escardador de lana descubría un nuevo mundo, entrando allí
con la cruz del cristianismo como queriendo decir que sus brazos estaban
abiertos porque esperaban estrechar a esa parte desconocida de la Humanidad.
Aquel R. D. ha pasado desapercibido hasta
ahora que lo reproduce el actual Gobierno.
Pescadores, científicos, literatos poetas, políticos
a la moderna, todos se mueven, todos se agitan llevando cada uno la luz que ha
de encender las luminarias de la casa del Hijo Pródigo, a la celebración de la
vuelta al hogar del amor, de la constitución de la familia.
Ningún pueblo como La Línea tiene más motivos para celebrar estas fiestas. Si fuéramos
a sorprender la correspondencia de cada hogar encontraríamos más sellos
americanos que españoles; si pudiéramos escuchar episodios de la vida de cada
habitante, nos asombraría comprobar que nuestros vecinos saben más de America
que de España. Y es que pueblos de construcción espiritual a la moderna aman la
aventura, e igual que muchos pájaros emigran buscando climas adaptables a su
naturaleza.
De La
Línea han salido millares y millares a aquellas tierras hermosas, y no hay
padre aquí que no se acuerde de sus hijos que allá enaltecen nuestra ciudad, ni
que al besar no empujan ese vahído de amor hacia aquellas tierras descubiertas
por el talento de Colón.
La actual guerra que dolorosamente, creen
los observadores, no ha de tener el humano y saludable fín que los filósofos
esperaban, nos enseña que la idea reúne más fuerza que el cañón, y que la pluma
alcanza más conquistas que la espada. Asombrosas hazañas ha hecho la pólvora,
pero más grande han sido las proezas de la prensa. En esta terrible guerra en
la que creyose se consumirían los últimos cartuchos de la violencia, se ha
gastado más en papel escrito para la conquista del alma, que en material de
combate. Al fin, Pedro, sin armas y sin soldados, sólo con su inspiración y su
ideal, resucita para vencer a Nerón repleto de elementos de guerra y contando
con la ferocidad de un pueblo.
La
Línea ha de celebrar estas fiestas de forma que sin sacrificar el erario municipal –apurado
como todo lo de España- revela en su regocijo que es un pueblo joven,
lleno de entusiasmo y con las ilusiones naturales que siembra de flores la
senda que la conduce al porvenir.
Allá en America, las obras de arquitectura,
escultura y otras artes tuvieron su génesis en pueblos como estos que han sido
noviciados para la profesión en el templo del trabajo que allí hay.
Moisés, el primer cronista del universo, el
que ha hecho conocer a Dios, porque sin la crónica nada se sabría del Creador
del Mundo, tiene en el Génesis grandes verdades que no han podido negar los
siglos. Una de ellas es la división de las razas y la paternidad establecida
entre los que hablan un mismo idioma y adoran en igual altar.
El que suscribe propone a tan ilustre
Corporación inicia para esa fecha los siguientes festejos:
PRIMERO: que se invite al
vecindario, que desde el amanecer del día 12 hasta el término del mismo, a engalanar los balcones y fachadas de
sus respectivas casas, así a iluminarlas durante las horas de la noche.
SEGUNDO: que se celebre una misa de campaña en la Explanada de Alfonso
XIII con terminación de responso en sufragio del alma del insigne Colón,
como así, de los esforzados y sabios varones que colaboraron y terminaron su
portentosa obra.
TERCERO: que se suplique al
comercio, a excepción de los establecimientos de recreo, la clausura del mismo desde las dos de la tarde hasta el siguiente
día.
CUARTO: que la Banda Municipal ejecute un programa de su repertorio en la calle
Real o Explanada durante las tres primeras horas de la noche de la citada
fiesta.
QUINTO: que con la ayuda de
Sociedades se haga un amplio reparto de
pan y carne a los pobres.
El cronista no se atreve a proponer más
porque considera la falta de tiempo para la organización de los festejos, y por
estar convencido de que no son las circunstancias actuales las más a propósito
para gastar dineros en fiestas. La que se celebrará el 12 de octubre tiene algo de espiritual y con solo las
revelaciones de afecto es suficiente.
Ahora, haga la Corporación lo que sea más
conveniente, creyendo que sus acuerdos merecerán, como siempre, la general
aprobación.
La Línea a 28 de septiembre de mil novecientos diez y
ocho.
Firmado:
Guillermo Sánchez Cabeza.