Capítulo 39
ESTACION DE SALVAMIENTO.
La junta de salvamiento de náufragos de esta localidad, estuvo ayer en la Tunara para hacerse cargo del local
construido en la playa de la Tunara
por la Junta Central de Madrid con destino a Estación de salvamiento y del bote
salvavidas recientemente llegado de Melilla, cuya embarcación es de las mejores
de su clase.
También gestionó dicha Junta el
nombramiento de la brigada que ha de tripular dicho bote y todo cuanto es
necesario para dejar montado en nuestras playas el humanitario servicio de
referencia en las más perfectas condiciones.
Cuando dicho servicio quede definitivamente
establecido daremos cuenta de cuanto a él concierne y de los ejercicios prácticos
que se realicen.
Por lo pronto cuéntase ya en estas playas
con una buena estación para el auxilio y salvamento de los náufragos, sin que
para ello sea necesario recurrir a los extranjeros, como ha ocurrido en
diversas ocasiones.
Ahora falta que nuestros convecinos den
muestras una vez más de su filantropía construyendo con los indispensables
socorros para el sostenimiento de la Estación de referencia.
“Diario de La Línea”, 18 de febrero de 1895.
NAUFRAGIO
A las tres de la madrugada anterior -21, febrero, 1895- encalló en las
playas de la Atunara el bergantín
goleta italiano “Nueva Aurora”, que
con cargamento de vino se dirigía a Cádiz.
Cuando se tuvo noticias del hecho en la Atunara salieron a prestarle auxilios
los individuos que forman la brigada de salvamentos de náufragos, utilizando
para ello uno de los botes que el bergantin había lanzado a tierra en demanda
de socorro.
Con gran arrojo y valentía llegaron al
costado del buque náufrago los valientes marinos que tripulaban el bote al
mando del jefe de la brigada don Antonio
Seliva, e inmediatamente fueron desembarcados los tripulantes, a excepción
del capitán, piloto y contramaestre, que se negaron a abandonar el bergantín.
De Gibraltar
salieron con objeto de prestar auxilios varios buques, entre ellos uno de la
marina inglesa de guerra y al tratar de conseguir el desembarcado de los
tripulantes que quedaban en el bergantín, se negaron a ello como había sucedido
con el primer bote que prestó auxilios.
El
Sr. Cónsul de Italia, que acudió al lugar del siniestro, aconsejó al capitán
que abandonara el buque y el decidirse éste a ello manifestó que sólo admitiría
al salvamento de los marineros españoles de la “Buena Madre”, recién constituida en la Atunara, que en primer lugar se prestaron de modo tan heroico a
realizarlo.
Conocida esta resolución por los valientes
marineros de la brigada de salvamiento acudieron solícitos el costado del buque
náufrago en una lancha, y realizaron entre los vivas y aclamaciones de los
tripulantes de los buques que habían acudido a prestar socorro, y del público
que presenciaba la operación, el salvamento de los tres individuos que quedaban
en el bergantín.
A todos ellos les
fueron prestados los auxilios y socorros necesarios.
Al lugar del siniestro acudió inmediatamente
que tuvo de él noticias nuestro Alcalde
Sr. Acedo, que dictó acertadas disposiciones y dispuso lo conveniente para
que fueran auxiliados los náufragos.
También vimos al Sr. Jefe de la Guardia Civil de esta línea don Ramón C. Carbó y acompañando al Sr. Alcalde una Comisión de la Junta Directiva de la Sociedad de de
salvamento de Náufragos.
La fuerza de la Guardia Civil y la
Municipal, mandadas por sus jefes –el
Sr. Plomé de la Municipal- prestaron los auxilios que les fueron
reclamados.
25 de Febrero de 1895.
En la
plaza de Torre Nueva y próximo al río Guadiaro amaneció ayer encallado un
vapor de nacionalidad inglesa.
A pesar de que reinaba un fuerte temporal y
de hallarse como a una legua de distancia de la estación de salvamento de
náufragos de la Atunara, fue botado
al agua el bote salvavidas “Juana de
Dios” llegando con su tripulación hasta el costado del vapor naufrago con
objeto de prestarle los auxilios que necesitara, negándose a recibirlos la
tripulación, que fue poco después conducida por mar a Gibraltar en embarcaciones que llegaron después de dicho punto con
objeto de prestarle también auxilios.
26 de Febrero de 1895.
El vapor náufrago encallado en la playa de Torre Nueva y del que ayer
hablamos, llámase “Marion” y procede
de Grecia, con cargamento de centeno.
El bote salvavidas “Juana de Dios” estuvo a su costado hasta que trasladó a
su tripulación al vapor “Hércules”,
que la condujo a Gibraltar, a petición del capitán del vapor náufrago.
La tripulación del bote salvavidas estuvo
después dando guardia al vapor, a petición del capitán, más de veinticuatro
horas, retirándose a la una de la tarde de ayer.
Los individuos que prestaron auxilio a los
náufragos fueron los siguientes: de la tripulación del bote salvavidas:
PATRON, Antonio Seliva Martinez.
MARINEROS: José de Oria, Sebastian Seliva, Francisco
Soriano, Nasario de Oria, José López Jordan, Antonio Gutierrez, Diego
Gutierrez, Gabriel Ortega, Antonio Lorenzo.
VOLUNTARIOS: Cristobal Arroyo, Pedro soriano, Rafael
Mata (Cabo de matrícula), Nicolás Alarcón, José Arroyo y Juan Gonzalez.