Capítulo 27
“Diario de La Línea”, miércoles 28, marzo, 1894
EL NAUFRAGIO DE ANOCHE
En la noche de ayer (día 28) y aproximadamente a las doce y media el vapor inglés “Genovese”, procedente de Palermo y con
destino a Liverpool, encalló, por efecto del temporal reinante, en el sitio
conocido por “Punta Mala”, entre Torre
Nueva Y Carbonera.
En el momento de ocurrir la varadura,
comenzaron desde el vapor a hacer señales en demanda de auxilios, sin que estos
pudieran prestárseles dada la carencia de medios para ello y lo horriblemente
oscuro y tempestuoso de la noche.
Los infelices que a bordo se encontraban
tuvieron que pasar la noche en horrible ansiedad y azotados continuamente por
el furioso embate de las olas y el empuje del huracán y la lluvia, esperando de
un momento a otro sumergirse irremisiblemente con el buque en aquel mar
embravecido.
Afortunadamente, la deseada claridad del día
llegó, y con el nuevo día los auxilios para aquellos desgraciados que
extenuados y ateridos de frío, ya se encontraban casi sin fuerzas para resistir
más tiempo aquella horrible situación.
En el bote
salva-vidas de Gibraltar fueron recogidos todos y conducidos sanos y salvos
a tierra, a excepción de un infeliz cocinero que al saltar del vapor al bote lo
hizo con tan mala fortuna, que vino a dar con la cabeza en la borda, cayendo al
agua, de donde fue recogido ya cadáver.
El capitán del buque, según nos dicen,
sufrió una fuerte contusión en un brazo estando aun a bordo, durante la noche.
En el vapor venía una señora y un niño que
fueron llevados a tierra sin novedad y provistos de ropas y asistidos
cuidadosamente como asimismo los demás náufragos.
Ayudaron eficacísimamente al salvamento de
aquellos desgraciados el digno Capitán
de Carabineros de esta Villa y la valerosa fuerza de dicho instituto que
prestan sus servicios en aquel punto, siendo secundados en su esforzada y
benéfica tarea por fuerzas de la Guardia Civil y los Guardias Municipales Baltasar Gordillo, Juan Fernández y Francisco
Yegua.
Todas han rivalizado en actos de arrojo y
los placeres y alabanzas que con tal motivo se les prodigue son unánimes y
merecidos.
Nosotros enviamos nuestro parabién a tan
esforzados y nobles individuos que con exposición de sus vidas han contribuido
al salvamento de la tripulación del buque náufrago, así como también a los
tripulantes del bote salva-vidas de Gibraltar que han dado pruebas de pericia y
arrojo en la difícil y noble tarea realizada.
Llamamos la atención de quienes
corresponda, para que tanto unos como otros, obtengan la recompensa a que se
han hecho acreedores.
Toda la tripulación, la señora y el niño
que ya hemos mencionado, se han trasladados a Gibraltar.
El cadáver del desgraciado cocinero ha sido
llevado al depósito del cementerio, donde mañana le será practicada la
autopsia.
En el lugar del siniestro se personaron el
Sr. Alcalde de esta Villa don Agustín
Acedo del Olmo, Fiscal Municipal
don Ricardo Ruiz Cuadro, el Médico
Titular Sr. Quiñones, el Sr.
Teniente de la Guardia Civil de este puesto, Comandante de Infantería señor Elías, cabo de la fuerza
municipal Sr. Plomé e infinidad de
vecinos de esta población, entre los que se contaba el Sr. Corona, tan valeroso como siempre en prestar ayuda.
Custodiando la parte de la costa donde ha
ocurrido el naufragio, han quedado fuerzas de Carabineros, Guardia Civil, y
Municipal, pues el buque conduce caudales de alguna importancia.
Hoy, como siempre que han ocurrido análogas
catástrofes, se ha dejado de sentir la necesidad del establecimiento del bote
salva-vidas en las playas de Levante, donde tan frecuentes son los temporales.
Afortunadamente dicho establecimiento es ya
un hecho.
La subasta de la construcción de la Caseta
para depósito del bote, ya ha sido adjudicada, y en la próxima semana
comenzarán los trabajos que han de ser muy breves.
Mañana seguiremos comunicando a nuestros
abonados los nuevos detalles del siniestro que vayamos pudiendo adquirir, para
satisfacer la natural y justa ansiedad que siempre producen tales tristes
acontecimientos.
EL NAUFRAGIO DE AYER
En la mañana de hoy retiráronse del lugar
del siniestro las fuerzas que durante la noche anterior han estado custodiando
la playa para evitar cualquier desmán que fácilmente hubiera podido ocurrir.
No se ha observado, afortunadamente,
novedad alguna, y ya se ha hecho cargo del buque y su cargamento la Sociedad de Seguros, en que estaba
inscrito, y habiendo amainado el temporal se está procediendo a extraer del
vapor la carga que conducía, transportándola a Gibraltar en barcazas apropiadas
al objeto.
Los náufragos
salvados continúan en Gibraltar alojados convenientemente, sin que ninguno de
ellos, según nos dicen, haya sufrido trastornos en su salud que en tales
circunstancias eran de temer.
A causa de la precipitación con que ayer
escribimos el relato del naufragio, al anunciar las autoridades que acudieron
al lugar del siniestro, omitimos involuntariamente, consignar al digno y celoso
Juez Municipal nuestro querido amigo don
Manuel Vegazo Olmedo, quién fue uno de los primeros en personarse en dicho
sitio, dictando oportunas medidas y ordenando el levantamiento del cadáver del
infeliz cocinero víctima del siniestro.
Sentimos haber incurrido en semejante
omisión, que hoy nos apresuramos a subsanar haciendo constar lo que
anteriormente hemos expresado.